jueves, 31 de enero de 2008

TALLER DE ESCRITURA

"Atraído por la anunciada presencia de un escritor muy leído, hoy he asistido a un taller de escritura, cuyo contenido era una aproximación general a los diversos géneros, a las técnicas que requiere cada uno de ellos, y un repaso somero al relato, el guión, la escritura teatral, la columna periodística, los reportajes, la entrevista y los artículos de opinión, entre otras cosas. Como se ve, un programa demasiado amplio para poder profundizar en cada uno de los enunciados, pero ese no era el objeto de la sesión de trabajo. Se trataba más bien de tener una idea general, para poder elegir luego la sesión monográfica en la que cada uno estaba interesado.

El escritor muy leído no acudió. En su lugar dirigió la sesión una joven licenciada de veinticinco años, mucho más atractiva, y lo que sigue es un resumen informal de lo que nos contó.

Después de ponerse unas gafas de diseño, la licenciada nos miró a todos con una cierta conmiseración, al observar que nuestras posibilidades de aplicar sus enseñanzas estaban muy limitadas por la decadencia galopante de nuestros cuerpos achacosos. No obstante, comenzó su disertación con un gesto muy profesional, como si en lugar de un grupo de viejos de la universidad de mayores, tuviera enfrente a los estudiantes de posgrado en la universidad de Berkeley.

--El relato posmoderno huye de la estructura tradicional que se caracteriza por los tres elementos tan conocidos de ustedes, Introducción, Nudo y Desenlace.
Se tiende a abandonar ese orden narrativo, es frecuente que se vaya directamente al grano, evitando el curso narrativo introductorio, y el énfasis se pone en la sorpresa del desenlace, que no debe ser previsible en la primera parte del relato.

--En cuanto al sujeto, la primera persona, frecuentemente con incursiones en lo meta literario, ha sustituido, definitivamente, la tercera persona. El autor prescinde de los personajes y toma el mismo el eje de la narración, sin la intermediación implícita característica de la literatura premoderna.

--Desde mi punto de vista, estas modas, no significan nada, lo que cuenta es la calidad del escritor. Por tanto, cuando hablemos de posmodernidad o de literatura premoderna, nos centraremos en la buena o mala literatura, más que en las etiquetas convencionales que la envuelven.

-Por ejemplo, Vila Matas, --El mal de Montano, lo veremos no porque sea meta literario o posmoderno, sino porque, a mi juicio –se sujetó las gafas—es un buen escritor.

--Dicho esto, voy a pedirles que tomen nota de los distintos aspectos que vamos a tratar en la sesión de hoy, para que nadie se pierda por las ramas de este, quizás, demasiado frondoso bosque, aunque pueden preguntar todo lo que quieran saber.

La representación gerontológica presente en el seminario, abrió, con una unanimidad militar, los cuadernos de apuntes y, bolígrafo en ristre se dispuso a atender con una disciplina férrea la sugerencia de la ponente, quien cruzó las piernas dejando ver sus hermosos muslos enfundados en unas medias de transparencia cristalina.

--Entre los géneros que vamos ver, prestaremos especial atención, dado que son ustedes estudiantes de Medios de Comunicación, a la columna periodística, la entrevista, el reportaje y los artículos de opinión, aunque también veremos, con menor profundidad, el guión cinematográfico y la escritura teatral.

--Vamos a ver algo de Internet? --preguntó uno de los presentes.

--Brevemente, nos ocuparemos de los nuevos medios y soportes, la Web, el Blog, y la navegación por Internet, ya que algunos de ustedes me lo han pedido al inscribirse.

Un murmullo de aprobación se extendió entre los talluditos estudiantes, ansiosos por tomar parte activa en la navegación en la Red. A algunos se les veía firmemente convencidos de que aún no era tarde para ligar en el chat.

La licenciada, después de su última intervención, preguntó, --Han tomado nota? Quedó en silencio un momento, esperando que todos acabaran de tomar sus apuntes, se recostó en el respaldo del sillón, haciendo visibles sus braguitas de color amarillo pálido, y continuó su explicación.

--Si tenemos tiempo, me gustaría dar un vistazo a la literatura española en el siglo de oro, la novela histórica contemporánea, la metaliteratura y las nuevas tendencias en la escritura novelística, y acercarme a Valle Inclán y Vila matas, que son dos escritores que me parecen muy representativos, cada uno de su tiempo, para terminar con una síntesis de los elementos de la ficción y la no ficción, y naturalmente, dedicaremos la última hora a un coloquio abierto en el que tendremos ocasión de precisar los conceptos que no hayan quedado claros.

A estas alturas, los viejos ya están abrumados por la amplitud y variedad del temario, pero nadie lo dice, todos toman nota en sus cuadernos, y yo estoy francamente interesado en la anatomía de la joven licenciada, de un atractivo poderoso, y me importa un huevo lo metaliterario y posmoderno, pero anoto todo lo que oigo con la misma actitud obediente y sumisa de los demás.

No me voy a extender sobre los pormenores de la sesión, la integración de elementos reales en los relatos de ficción, las fuentes de la noticia, la objetividad o la línea editorial, las relaciones entre la escritura teatral y el guión cinematográfico, El mal de Montano o El Retablo de las maravillas, pero he tomado la firme decisión de apuntarme a la próxima sesión monográfica. No se aun que tema elegiré, pero tengo claro que los muslos de esta nena, la licenciada, y sus braguitas amarillo pálido, son dos firmes argumentos para profundizar en el conocimiento de las técnicas de la creación literaria.

En fin. Esto es lo que dio de si el Taller Literario. Oportunamente, contaré la siguiente sesión monográfica, sobre un tema que aún no he elegido."

(De la carpeta roja)

Lohengrin. 31-01-08.

miércoles, 30 de enero de 2008

NEUROECONOMÍA

Un neurocientífico, Antonio Damasio, ha introducido un concepto nuevo en el campo científico del que se ocupa, según cuenta hoy el diario “Levante” en su página 17. Se trata de la neuroeconomía, que no trata, como podría parecer, del uso de los recursos cerebrales, de los costes y beneficios para el usuario de su funcionamiento, sino de ciertas conductas de consecuencias económicas negativas para el sujeto, asociadas con alteraciones del cortex prefontal, que no sé lo que es, aunque intuyo que es una parte del cerebro en la que se cuecen procesos que tienen relación con la toma de decisiones.

Al parecer, las personas que han sufrido daños en ese cortex cerebral debido a un ictus, a ciertos tumores, han sufrido lesiones cerebrales en accidentes de tráfico o padecen ciertas psicopatías, --como se ve, el abanico es muy amplio—según Damasio, estarían mas predispuestas a actuar contra sus propios intereses económicos y los de las personas de su entorno.

Damasio lo explica así, “para que el cerebro funcione se necesitan diferentes conexiones, si se lesiona una parte, se tiene que reestructurar el resto y esto es lo que ocasiona ese problema de decisión financiera errónea

No pueden ser mas oportunas las manifestaciones de este profesor que intervino ayer en el VII simposium de psiquiatria que se celebra en Heliópolis. Gracias a el, podemos comenzar a entender la extraña conducta del broker de la Societé Generale que tanto nos desasosegaba, el que ha producido un agujero de 5.000 millones sin quedarse un duro.

Por no hablar de la propuesta socialista de los 33 euros al mes a descontar de las retenciones –de aquellos que las tengan—para reactivar la economía, o la rebaja de impuestos del partido conservador, mas de lo mismo. Ahora sabemos que esos despropósitos se deben al córtex, que no funciona bien. Algo es algo.

Aclara el profesor que “…a la hora de tomar decisiones, la gente está muy influenciada por sus emociones; en ocasiones la falta de emociones puede ser una desventaja…pero en otro contexto (el de la economía) puede ser ventajosa”

Podemos aventurar que la adrenalina que genera en los candidatos el estrés de la campaña electoral, tal vez aumenta considerablemente su flujo emocional y ahora, gracias a la neurociencia, sabemos que eso no es bueno para la toma de decisiones, de las que deberían abstenerse, delegándolas en sus especialistas, que suelen ser más cerebrales y menos emocionales.

Por otro lado, esa formulación científica de la neuroeconomía, confirma algo que ya intuíamos, que son las fuerzas caóticas, irracionales y por tanto emotivas, las que impulsan ciertas tomas de decisiones, aunque Damasio las observa solo desde un punto de vista de patologías muy concretas, pero yo no estoy seguro de que ciertos políticos de los que no consta que sufran esas patologías, no estén afectados por otro tipo de carencias que dirigen su conducta hacia la irracionalidad.

Como el psicoanálisis ya no está de moda, hasta el punto de que ese tratamiento ya no se incluye entre los que ofrece la sanidad pública, nos quedamos sin saber si alteraciones emocionales que no tienen su origen en lesiones orgánicas, podrían afectar al sujeto hasta el punto de generar esas conductas erróneas identificadas por el profesor Damasio.

Si observamos las decisiones tomadas por algunos políticos en los últimos años, en particular George Bush, del que podemos suponer que no ha sufrido lesiones orgánicas en el córtex, nos queda la duda de si el concepto de neuroeconomía, y las decisiones erróneas de las que trata, debería ampliarse a otros sujetos, además de a los grupos de riesgo identificados por el neurocientífico Damasio. Ya que es de nacionalidad norteamericana, tal vez debería iniciar un trabajo de campo allí, entre los componentes de los gobiernos republicanos de las dos últimas legislaturas, informándonos en el próximo simposium de lo que ha descubierto. Si el resultado de su investigación fuera positivo, deberíamos ponerlo en marcha aquí enseguida.

Lo que estamos oyendo, viendo y leyendo en la precampaña electoral en España, parece un indicador de que nos hace falta investigar el córtex de nuestros políticos muy a fondo, además de sus traumas infantiles, o lo que coño sea que está influyendo en sus decisiones cada día.

Hasta que concluyan esos estudios, tendremos que seguir sufriendo la irracionalidad de las emociones que proyectan los políticos sobre los ciudadanos, en lugar de los racionales resultados de una toma de decisiones bien sustentada en el normal funcionamiento del córtex, o en un equilibrio emocional a toda prueba.

Lohengrin. 30-01-08.

martes, 29 de enero de 2008

EXPIACIÓN

Hay un ejército de nombres de actores míticos bajo las lápidas de la memoria de quienes ya hemos rebasado la mitad de la vida, que estuvieron presentes en las pantallas de las salas que frecuentábamos casi a diario en las largas tardes de invierno de los años cincuenta. Tiene algo de mágico dejar que te envuelva la oscuridad y evadirte de la realidad para entrar en el mundo de las historias cinematográficas y viajar por esos mundos visuales inventados, acompañado de los personajes que encarnó toda una generación ahora desaparecida de la memoria viva de los espectadores.

No son solo los actores de aquellas historias épicas, dramáticas, o simplemente divertidas, los que han desaparecido, con ellos lo hacen, a velocidad creciente, los espectadores de las salas de exhibición. Ayer estuve en el cine. Fui a ver Expiación, y en la sala solo había cuatro personas.

Y a pesar de eso, se ve mas cine que nunca, solo que en otros formatos. La tecnología ha sustituido a la magia y lo mas frecuente ahora es ver cine en la pantalla del ordenador o el televisor domésticos. Los espectadores viejos, todavía preferimos la magia de la sala a la tecnología del disco, pero cuando desaparezca esa generación declinante, las sesiones de los días laborables desaparecerán con ella y el cine, tal como aún lo conocemos, quedará reducido a un espectáculo de fin de semana, o de parque temático.

La aceleración de los hechos tecnológicos es un factor objetivo, y no hay que verlo como algo negativo, por mucho que se oponga a nuestra memoria sentimental. Más importante que el soporte es, me parece a mí, el contenido de la obra cinematográfica.

En ese sentido, la tecnología del cable nos ha acercado un número de películas que supera con creces las que veíamos en las salas en la época del celuloide, cuando su proyección en la pantalla grande era el modo mas generalizado de disfrutarlas.

Otra cosa es la calidad de esas películas. El cine es una mezcla extraña de objeto de consumo y, en ocasiones, obra de arte, pero tanto en uno como en otro caso, lo que prevalece es su naturaleza efímera. A pesar de las listas de las mejores películas, y la labor conservacionista de las filmotecas, es imposible mantener vivos los nombres del numerosísimo ejército de actores que ha alimentado los sueños precarios de aquellos espectadores de tan dilatada trayectoria cinéfila en las tardes de invierno.

Es algo patético descubrir que un espacio extenso de tu memoria está poblado por cadáveres cinematográficos que configuran un enorme cementerio de nombres que las nuevas generaciones ya no frecuentan. De pronto, un día, visitas ese memorial de actores muertos y ya no reconoces sus nombres, y la sensación de que una parte de ti mismo está inhumada con ellos se revela con una inquietud creciente.

Hay unas baldosas, en Sounset Boulevard, creo, que tratan de luchar contra lo efímero de la profesión de actor, dando permanencia física a esos nombres, pero habría que añadir el testimonio agradecido de los espectadores, por las gratas horas que nos hicieron pasar, aunque seguramente, los que aún están vivos pero malviven fuera de la profesión, preferirían un contrato para seguir trabajando, en lugar de un homenaje con aroma póstumo.

Ayer, en Expiación, apareció uno de esos monstruos actorales que han sobrevivido a todas las vicisitudes y mutaciones del negocio cinematográfico, Vanesa Redgrave, un pedazo de actriz, como casi todos los actores ingleses, formados en el teatro clásico.

No voy a contar el argumento, para no desvelar el giro narrativo que toma la película, muy literaria, hacia el final. Me gustaron especialmente las escenas de la retirada inglesa de Dunquerke en 1.940. El diálogo entre el protagonista y su compañero, ambos soldados en retirada, es para recordarlo, Esto es una mierda, es un reparto territorial, Hitler quiere Francia y Bélgica, quiere Polonia?, que se las den, nosotros nos quedamos con India y lo demás, y que se vayan todos a tomar por el culo. La escena en el hospital de campaña, cuando la enfermera le afloja el vendaje a un herido y se ven sus sesos al aire, es de lo más crudo que he visto. Y, en pocas películas he visto usar un lenguaje tan directo, como en la nota que le escribe uno a otra de los protagonistas, al principio de la historia, Sueño con tu coño, tu dulce y húmedo coño.

Una película sólida, basada en una consistente narración literaria, que el director Joe Wright se empeña –cada vez está mas de moda hacerlo—en complicar con un recurso excesivo al flash back bastante efectista e innecesario,--salvo cuando aparece Vanesa Redgrave-- que nos podía haber ahorrado.

La belleza de Keira Knightley, cuyo nombre he tenido que leer en el periódico para repetirlo, y que me declaro incapaz de recordar, gratifica, por si misma, el visionado de la película, al menos para los espectadores/as amantes del atractivo de las mujeres, sin menospreciar a James McAvoy. Ganadora de dos Globos de Oro y con 7 nominaciones a los Oscar, esta película ha recaudado mas de 2 millones de euros, ocupa el cuarto puesto entre las mas taquilleras, y ha recibido mas de cien mil espectadores en fin de semana (El País 25-1-08)

No se la pierdan.

Lohengrin. 29-01-08

sábado, 26 de enero de 2008

PATATAS CON BLANQUET

El blanquet es un embutido muy especiado y aromático, rico en grasas que le dan ese tono blanquecino al que alude su nombre y que por estos pagos se utiliza únicamente como ingrediente del cocido. Encarna se ha encontrado en el frigorífico con cuatro unidades de esas salchichas tan desconocidas fuera de Heliópolis, que le trajeron de Alberic, y ha decidido innovar inventándose un plato rigurosamente autóctono, Patatas con blanquet.

La combinación de fécula y grasas no parece muy saludable, pero nadie puede negar a quienes tengan una buena mala salud, sin problemas de obesidad, colesterol excesivo, cardiopatías u otros achaques, su derecho a la experimentación creativa y al descubrimiento de nuevos sabores, sobre todo ahora que la situación de la economía invita a buscar fórmulas populares y relativamente baratas.

Ingredientes para 4 raciones

4 Blanquets

8 Patatas medianas

4 rodajas de chorizo

1/2 cebolla

4 dientes de ajo

6 almendras peladas

1 pimiento italiano

1 cucharada de harina

1 pizca de pimentón picante de la Vera

1 pastilla de caldo concentrado

1 cucharada de tomate frito

1 ramita de perejil fresco

1 hoja de laurel

1 vaso de vino blanco

1 cucharada de aceite de oliva virgen para el sofrito

Agua para cubrir las patatas

(no salpimentar, con la sal y las especias del embutido y el concentrado suele ser suficiente)

Modo de hacerlo

--En una olla rápida, dorar los blanquets y reservar.

--Sofreír las almendras y picarlas aparte.

--Sofreír la cebolla, el ajo, el pimiento (troceado), las rodajas de chorizo, la harina, añadir las almendras picadas, la pastilla de concentrado, el pimentón y el tomate.

--Añadir al sofrito las patatas, cortadas menudas y quebradas, rehogar. Añadir el vino y reducir. Añadir agua hasta cubrir las patatas y la hoja de laurel. Cocer cinco minutos. Abrir la olla y probar el punto, si la patata ya está cocida, añadir los blanquets y el perejil y darle un hervor. El caldo tiene que quedar espeso.

De nada. Que aproveche.

Lohengrin 26-01-08.

viernes, 25 de enero de 2008

SENADORES

Los conspiradores acuchillaron a César en el Senado romano para dotar de simbolismo su acto ritual, que, de otro modo, habría parecido un crimen vulgar. Probablemente, el tribuno no tuvo tiempo de decir nada inteligible antes de morir, pero Shakespeare, al dramatizar esa historia, puso en sus labios una última frase que expresaba su decepción por la actitud desleal de su hijo adoptivo. ¿Tu también, Bruto, tu también?

César no hizo caso a su consorte, ni a sus augures, que al destripar una gallina habían leído en sus entrañas que algo malo iba a sucederle. Seguramente su consorte tenía más información que los augures, porque la política senatorial en esa época era cosa de unas pocas familias –casi como ahora—y hay que suponer que las mujeres estaban bien informadas de lo que pasaba entre ellas, pero la soberbia masculina no tiene límites y a veces no hacemos caso como debiéramos de la sensata opinión de las féminas.

Desde la época actual, llama la atención la ingenuidad de esa frase de Julio César, el hecho de que se sorprendiera de que entre sus matadores hubiera una persona tan próxima, sobre todo desde que Winston Churchill dejó bien establecido que de todos los enemigos posibles, de los que mas hay que cuidarse es de los compañeros de escaño.

Gallardón, Aguirre y Rajoy han escenificado ahora otro drama político, pero el villano no aparece en escena, está oculto tras los cortinajes, como Yago, el traidor desencadenante del mas famoso crimen de género del teatro clásico, la muerte de Desdémona a manos de Otelo, urdida desde el ocultamiento, el disimulo y la mezquindad. Pero este es un asunto menor, que no merece más comentarios, después de haberlo tratado en otra página, La gallera.

El motivo de este artículo es otro: La foto que aparece hoy en la primera de El País, obtenida durante una bronca en el Senado italiano. El Senado, según mis propias fuentes enciclopédicas –no he recurrido a Wikipedia—tiene su origen en la asamblea de patricios que formaba el consejo supremo de la antigua Roma. En la actualidad, es un cuerpo compuesto de personas –en teoría, de ciertas calidades—que en algunos países ejerce el poder legislativo junto con el congreso y el jefe del Estado. Otra acepción lo define como una concurrencia de personas graves y respetables. Su nombre latino alude a la condición de anciano y seguramente el respeto debido a esa institución tiene su origen en la idea –falsa—de que la vejez es sinónimo de sabiduría.

En mi opinión, la vejez no hace más sabios a los tontos. En todo caso, los hace más tontos todavía. €l envejecimiento es un proceso bastante complejo, aunque, en general, va acompañado de achaques y cosas desagradables que superan en número y mala calidad a sus posibles ventajas. Otro tópico sobre la vejez es que le vuelve a uno conservador, sin embargo a mi me ha radicalizado, pero debe ser porque yo pertenezco al grupo de los tontos, pues hay que ser un completo imbécil para radicalizarse por cuestiones a las que los sabios no dedican la menor atención.

Pero vamos al núcleo del artículo, el Senado italiano. Cuando el desenlace de la segunda guerra mundial se decantó a favor de los aliados, las fuerzas de invasión estadounidenses que debían desembarcar en Sicilia, hicieron un pacto con la mafia para que colaborara en la logística de esa operación, reduciendo así el número de bajas. De ese pacto, cuyos detalles no conozco, el poder de la mafia en Italia salió reforzado y la democracia parlamentaria italiana que surgió después del último enfrentamiento general entre naciones europeas, estuvo desde entonces penetrada por esos grupos mafiosos.

La mafia siempre ha estado presente en la política italiana, como cualquier otro grupo de presión, por ejemplo los Agnelli, por citar a alguien conocido, aunque no siempre con la misma publicidad que ha tenido en determinados momentos: el asesinato de Aldo Moro, el suicidio de un banquero del Vaticano o, mas recientemente, las contratas de la basura en Nápoles.

La política italiana se ha caracterizado en los últimos cincuenta años por un grado de inestabilidad parlamentaria, unos extraños equilibrios de alianzas y una volatilidad desconocidas en otros países europeos, a pesar de lo cual, la economía ha ido siempre como un tiro en ese país. Sorprende esa falta de estabilidad política compatible con un buen rumbo económico. Parece que la economía prescinde de la política y la reduce a mera representación, más en Italia que en otros lugares.

No dispongo de información que indique si hay alguna relación entre la influencia de la mafia en la vida parlamentaria y la inestabilidad de la política italiana, pero, en todo caso, la foto de un senador italiano, un tal Barbato, con el cabello cano que indica que se acerca a la edad provecta, democristiano por mas señas, sujetado por tres colegas que le tapan la boca, no me cuadra con la definición teórica del senado, un lugar ocupado por personas de ciertas calidades, graves y respetables. Aunque, eso sí, confirma mi impresión de que la edad radicaliza a ciertas personas.

Al parecer, la bronca se debió a que otro senador, Cusumano, decidió votar a favor del gobierno, en contra de su propio partido y Barbato le llamó, con un estilo que a mi me divierte, “pedazo de mierda…puta…vendido, cornudo”. No está mal, para ser una persona provecta, sabia, de calidad, grave y respetable. Si hubiera sido un radical, ¿Qué le habría dicho? Joder, con los viejos.

Como resultado de la votación que suscitó la bronca, Prodi, el primer ministro italiano ha dimitido. Lo que nos quedamos sin saber es si alguno de los senadores que intervinieron en la bronca, seguía instrucciones de la mafia siciliana. Quien lo sabe?

Lohengrin. 25-01-08.

jueves, 24 de enero de 2008

MODELOS, SISTEMAS, CAOS.

Cuando comencé a estudiar Ciencias Económicas, la Teoría de Sistemas era la estrella del momento. Como un modelo exclusivo de Galiano, se exhibía en todas las cátedras y departamentos de la facultad, era el no va más de la modernidad y en los saraos de los pijos universitarios no eras nadie si no expresabas una opinión sólida y fundada sobre alguno de sus aspectos.

Aquellos tipos fascinados por la potencia de aquella entelequia intelectual estaban firmemente convencidos de que podían utilizarla como una botella y meter dentro la realidad, como si fuera la maqueta de un paquebote, que ellos introducían en su interior, pieza a pieza, y que con aquel ritual académico el mundo, controlado al fin por el pensamiento racional, comenzaría a tener un sentido, superado el caos de su matriz inicial irracional. O sea, se sentían como Dios.

Cuando la dinámica caótica de las cosas comenzó a revelarse, como siempre había hecho, como algo incontrolable, la teoría de sistemas quedó reducida a un recurso de los informáticos para controlar el tráfico cibernético de las entidades bancarias.

Al tratar de aplicar la teoría de sistemas de modo universal, fue necesario construir modelos econométricos que la sustentaran. Los modelos tienen un rango instrumental menos general que las teorías, pero son necesarios para probar su grado de validez. En mi facultad solo había un tipo que supiera, de verdad, econometría y no era un profesor, era un alumno, que luego acabó dirigiendo una entidad bancaria aragonesa, que le reclutó porque estaba muy puesto en modelos econométricos y análisis de sistemas, y diseñó, el solito, todo el sistema informático de la entidad.

Con la edad, ha ido creciendo mi sospecha de que nada en la actividad humana tiene la racionalidad suficiente para ser observado, medido y enunciado en términos sistemáticos, y que el caos es el estado natural de todo lo humano, y si existiera, de lo divino.

Esa es la razón por la que me he interesado, ahora, por la teoría del caos.

En Wikipedia hay alguna información sobre el tema. La teoría del caos trata de ciertos tipos de comportamientos impredecibles de los sistemas dinámicos. Un sistema inestable se caracteriza por tener una gran independencia de las condiciones iniciales. En el caso de los sistemas caóticos una mínima diferencia en las condiciones iniciales hace que el sistema evolucione de manera totalmente (imprevisible).

La teoría del caos se aplica a sistemas tales como la atmósfera terrestre, el sistema solar, las placas tectónicas, los fluidos turbulentos y los crecimientos de población.

También podría aplicarse, es una opinión, a la Bolsa y a las relaciones amorosas, añado yo. Tanto en uno como en otro caso, cualquier mínima diferencia respecto a las condiciones iniciales, también es susceptible de desencadenar una reacción caótica. Una diferencia de ¾ de punto en los tipos de interés iniciales en un momento inoportuno, puede ocasionar un crack bursátil de proporciones gigantescas. Del mismo modo, una infidelidad ligera, que cambia las condiciones contractuales iniciales de la relación, puede acarrear un crimen pasional. En ambos casos son consecuencias irracionales, y frecuentemente caóticas, de fenómenos que se creían racionalmente controlados.

Cuando uno se levanta por la mañana y sale a la calle, no transita por una realidad sometida a modelos y teorías, sino que se integra en un flujo material y humano dominado por el caos, aunque solo en circunstancias especiales, como las de la bolsa y la economía de ahora mismo se hace visible de un modo evidente esa realidad.

El caos no es tan amenazante ni tan extraordinario como parece, es la forma natural y original de lo humano y del medio en que vivimos. Solo los que creen en la existencia de poderes divinos piensan que esos poderes pusieron orden en el caos inicial. Los demás, sabemos que en ausencia de una autoridad divina en la que no creemos, el caos es el orden natural de las cosas.

En especial, lo saben los banqueros quienes, con independencia de sus creencias personales, en España, se han ido guardando treinta mil millones en el cajón para curarse en salud, convencidos como estaban, en medio de la prosperidad, de que el caos, en el que si creen, aparecería.

Lohengrin. 24-01-08.

miércoles, 23 de enero de 2008

EL INVIERNO EN CALIFORNIA

Vino, naranjas, sol y playas, surferos, ciudades luminosas, santos, gentes en bicicleta, senderistas, palmeras, nueces. Gusto por el deporte, por al aire libre, y por los combinados de frutas con alcohol. Eremitas, monjes franciscanos, chicas en top les, fumatas y políticos, y la gente corriente, tan parecida en todas partes. Todas esas cosas y muchas más son las que tienen en común California y Heliópolis.

El viento de poniente, tan caprichoso, sopla hoy martes sobre el puente festivo de San Vicente y eleva las temperaturas del invierno convirtiéndolo en uno de esos veranillos inesperados que aceleran la floración de los frutales que luego pueden sucumbir a una helada inclemente y dejar a los labradores sin cosecha, pero aquí, en la plaza de la Reina, en la California española, todos somos urbanos, no entendemos de floraciones precoces, heladas inoportunas y cosechas fallidas y las gentes disfrutan de una mañana absolutamente californiana, del sol excesivo, mientras las campanas de la torre de la catedral lanzan su aviso sonoro, porque hoy es fiesta.

La guardia engalanada con su uniforme de fiesta, con cascos y penacho de plumas, monta dos caballos de gran alzada, uno tordo el otro bayo, mientras el público espera la salida de la comitiva que, al son de una banda de música de viento, paseará las calles en honor del santo que fue torturado y muerto, según cuenta la tradición local.

La gente toma el sol en la plaza, esperando sin prisa que terminen los preparativos para el desfile del santo, ignorando que en el interior de la catedral hay un conflicto de protocolo, pues los canónigos catedralicios imponen a una asociación de devotos del santo un lugar relegado en el desfile, como castigo a sus veleidades con políticos de partidos de izquierdas, pero hoy la gente no entiende de izquierdas y derechas y ajena a los asuntos que se tratan dentro ofrece un semblante feliz, típicamente californiano, entre los naranjos de la plaza, el sol que lo ilumina todo con generosidad y el bullicio de ese espacio urbano en el que tenemos el privilegio de estar vivos.

La banda de música se prepara y, contra lo que uno podría esperar, en lugar de interpretar el himno de Heliópolis, arranca con el himno nacional y, después de ese breve momento, se dispersa y desaparece, mientras la procesión inicia su salida con los canónigos al frente y los devotos veleidosos relegados al último lugar. Todo es muy desangelado y soso, no hay músicos que acompañen el desfile, y las gentes se van, unos a visitar la capilla del santo, otros a las cafeterías próximas, los niños a dar de comer a las palomas.

En la plaza de la Virgen, la oferta de comida excede la demanda de las palomas, ahuyentadas por el sonido de las campanas que no cesa, y los niños las persiguen para darles de comer, con una insistencia tozuda, haciéndolas huir hacia las esculturas de bronce de la fuente ornamental que es un homenaje de los labradores al agua de sus acequias.

El sol del invierno es el protagonista absoluto en esta mañana de falsa primavera y cuando levanto mi copa colmada de dorada cerveza fresca sentado junto a una mesa en la cafetería cercana, doy gracias al santo que llevan tambaleante sobre las andas, por haber nacido y por vivir aquí, en Heliópolis, este lugar con vino, naranjos, sol y playas, tan semejante a las tierras californianas. Un verdadero privilegio.

Pueden venir a visitarnos. El aforo es ilimitado y la entrada gratuita. No se lo pierdan. Heliópolis. La California española.

Lohengrin. 23-01-08.

LAS CHORRADAS DE GARCÍA FERRANDO

Nuevamente debo agradecer a este sociólogo que, con periodicidad variable, publica sus chorradas en el diario “Levante”, que la lectura de un artículo suyo me impulsara a abrir este blog, que inauguré hace ya mas de un año con una respuesta a su panegírico sobre la Fórmula 1 en Heliópolis.

Gracias a García Ferrando tengo nuevos ciberamigos, algunos blogueros, otros no, que pasan por aquí, unos sin detenerse, otros dedicando un tiempo que les agradezco a mis escritos.

Hoy publica un artículo en ese periódico, “El modelo social a debate”, --se refiere al modelo social europeo-- en el que cita a Giddens, y dice tantas tonterías, que va a ser bastante laborioso desmontarlas, una a una.

Primero las citas. La fuente de sus argumentos es el libro de Giddens, “Europa en la era global” y García habla de un tupido entramado de protección social, que, en España, incorpora elementos valiosos del franquismo como el sistema sanitario, para luego afirmar que las actuales prestaciones son insostenibles y declarar la obsolescencia del Estado del bienestar. Cita de pasada las economías emergentes, India y China, y concluye demandando la confianza en los logros sociales de un modelo de bienestar (europeo) que necesita readaptarse.

Ahora, los argumentos. Para empezar, no existe ningún modelo social europeo. Las políticas sociales no son competencia comunitaria, sino de los Estados nacionales y la diversidad de sus contenidos, alcances y presupuestos las priva de un grado de uniformidad suficiente para construir un modelo que las represente.

Otra cosa es que el marco jurídico político europeo, por la mera existencia de políticas públicas relacionadas con las pensiones, la asistencia sanitaria o la educación pública, de una cierta entidad, con independencia de sus diferencias nacionales, tenga un carácter propio y distinto, por ejemplo, del de Estados Unidos, donde es la mentalidad ultraliberal la que prevalece cuando se trata de configurar colchones sociales que allí, o son mas precarios, o simplemente, no existen, aunque, ahora, puntualmente, se haya decretado una medida Keynesiana, el cheque para todos, por el acojono de la crisis financiera, en contradicción con los postulados neoconservadores.

El tupido entramado de protección social a que se refiere García, ni es uniforme, ni tan tupido, ni representa igual porcentaje del PNB, según el país del que estemos hablando. En cuanto a que incorpore, en nuestro país, elementos valiosos del franquismo como el sistema sanitario, esa afirmación recuerda la que hizo Mayor Oreja, que definió la dictadura de Franco como una etapa histórica placentera, y en cuanto a lo de sistema sanitario, eso solo existe como sistema desde que Ernest Lluch, desaparecido trágicamente a manos de Eta, organizó un conglomerado disperso e ineficiente convirtiéndolo en una organización moderna y eficaz al servicio de los ciudadanos, que por cierto, cuando es gestionada por la derecha tiende a volver a la etapa anterior, como ocurre en Heliópolis.

En cuanto a la obsolescencia del Estado del bienestar y la insostenibilidad de las actuales prestaciones, conviene precisar que España no llegó a alcanzar esa forma de estado porque, gracias a la placentera dictadura franquista, nos incorporamos con cuarenta años de retraso a los estándares de vida europeos y no puede quedar obsoleto aquello que no has alcanzado a usar, por no hablar de la contradicción que supone readaptar algo que, suponiendo que exista, está obsoleto. Cuando el vídeo queda obsoleto, normalmente se hace llegar al Ecoparque, cuando existe, que no es nuestro caso, y se compra uno un DVD.

En cuanto al concepto de economías emergentes,--India y China-- es un concepto de los años sesenta que ya no tiene vigencia aplicarlo a esos países. El Banco Mundial estima que el crecimiento en los países del llamado por García Ferrando modelo social europeo en este año, será del 2,2%, el sur de Asia crecerá un 7,9%, el este de Asia un 9,7% y China un 10,8%.

Esas economías, han dejado de ser emergentes hace tiempo, y los fondos soberanos de esos y otros países tienen en su mano la solución, o no, en solo doce horas, de la crisis bursátil que aqueja a las economías de los antiguos países imperialistas.

Al mismo tiempo, las audiencias de India y China están abandonando las series televisivas americanas, a favor de producciones chinas, coreanas y de Bollywood.

En resumen, desde mi punto de vista, ese mentado modelo social es inexistente, España nunca llegó a alcanzar el Estado de bienestar que ahora se pide desmantelar, o al menos no al nivel de los países que popularizaron ese término y el concepto de economías emergentes, referido a India y China, como todo el discurso del artículo que comento, es una historia obsoleta que, si fuera una fábula, tendría un cierto valor narrativo, pero como análisis de lo real, requiere de otras lecturas mas actualizadas que la de Giddens.

Por ejemplo, la del libro de Kishore Mahbubani, decano de la Escuela de Política Pública Lee Kuan Yew : The New Asian Hemisphere: The Irresistible Shift of Global Power to the East, que El País divulga ampliamente en su número de ayer, en el que aparecen las cifras de crecimiento y los gustos televisivos y cinematográficos de los nuevos protagonistas de la economía mundial, que he citado en apoyo de mis argumentos.

No se trata pues, de readaptar nada obsoleto, sino de reconocer una nueva realidad. Solo cuando dispongamos de análisis fiables, rigurosos, profesionales, en lugar de fábulas basadas en historias pasadas y conceptos envejecidos, estaremos en condiciones de acercarnos a un diagnóstico de la situación por la que atraviesan los países de Occidente. Si se acercan a una fase de declive o no, y si tienen capacidad y voluntad políticas para hacer frente a los nuevos desafíos.

Pero claro, si juzgamos por el contenido del artículo de García Ferrando, eso excede de sus capacidades.

Lohengrin. 23-01-08.

lunes, 21 de enero de 2008

ECONOMÍA DEL AMOR Y DEL TEMOR

“El catedrático era un tío muy pesado que, como estaba casado con una farmacéutica que ganaba mucha pasta, no pasaba las penurias de sus compañeros no numerarios y su ejercicio docente era una especie de hobby en el que se regodeaba representando el papel de defensor de la excelencia en la actividad docente, como si fuera un profesor de Harvard o Cambridge, mientras los cazurros que acudíamos a su aula solo aspirábamos a ser aprobados para acabar de una vez aquel largo trámite académico que a algunos de nosotros nos tenía ocupados algo más de los cinco años reglamentarios, por culpa de la jodida asignatura de Hacienda Pública que el farmacéutico consorte había conseguido convertir en una barrera casi infranqueable.

A la llegada a su aula, siempre nos recibía con la misma pregunta, que era una recomendación implícita, --¿Han leído? Aquella tarde, me pilló de mala hostia y exhibiendo con la mano alzada un librito en rústica que es el origen de este artículo, que había comprado con los fondos de la beca de que disfrutaba, le espeté, desafiante,

--Si, hemos leído. En este libro, lo ve? “La economía del amor y del temor”de un autor americano, se demuestra que la teoría de la hacienda pública que aprendemos no contempla las transacciones unilaterales.

--Podría usted definir transacción unilateral?, -contestó el cátedro.

--El autor habla de transacciones distintas del intercambio, en el que se cambia un bien por otro, o un bien, por dinero. En la transacción unilateral, una de las partes entrega algo, pero no recibe nada tangible a cambio.

--Se trata de donaciones, regalos, operaciones multimillonarias no lucrativas realizadas a través de fundaciones, entre otras. La economía se ha concentrado exclusivamente en el concepto de intercambio, en la existencia de contraprestación económica, y deja de lado toda una rica variedad de fenómenos con contenido económico que no registra, y que tienen una importancia cuantitativa que se estima entre el veinte y el cincuenta por ciento de la economía en USA.

--Es decir, según el autor del libro que tengo en la mano, estamos estudiando una teoría de la hacienda pública, que deja fuera la mitad de la realidad económica, al menos en la economía americana.

El farmacéutico consorte terminó por pedirme el nombre del autor, Kenneth E. Boulding, y el de la editorial, Alianza Universidad, mientras un compañero de aula guineano, mostraba un semblante muy divertido al notar un cierto grado de confusión en el desconcertado catedrático, pero yo tuve que repetir curso, aunque no creo que fuera por mi impertinencia.”

Dejando de lado esta anécdota, lo cierto es que en los últimos quince años, no he visto publicadas en España las estimaciones de las transacciones unilaterales que explican, en parte, la inusual duración de la larga etapa de prosperidad económica que, ahora, comienza a venirse abajo.

En mi opinión, las bolsas se están derrumbando de un modo estrepitoso, entre otras cosas, porque la prosperidad basada en favores que no se contabilizan, en sobornos millonarios que solo salen a la luz en una pequeña parte, en otras relaciones intangibles, en inversiones que tienen su origen en el dinero negro, ha ido depositando lentamente una capa de podredumbre en los sistemas económicos y financieros que no ha sido visible hasta que la crisis financiera en Usa y su contagio en Europa por la ausencia de fronteras financieras propia de la globalización, ha puesto en evidencia que la economía productiva, menos contaminada que la financiera, más ajena a todos esos chanchullos, es insuficiente para sostener la prosperidad artificial que tenía su verdadero origen, no en la productividad de los sistemas, sino en la opacidad de las transacciones unilaterales que, sin aparecer en los modelos teóricos, ni en las estadísticas oficiales, han actuado como el motor de la especulación desaforada de todos estos años.

Por eso, a quienes tienen responsabilidades de gobierno y nos dicen que no pasa nada, porque los indicadores de la economía oficial no reflejan una situación de crisis, les sugiero que lean el libro de Boulding, para que no hagan el ridículo con sus manifestaciones tópicas, alejadas de la realidad de los hechos.

Lohengrin. 21-01-08.

sábado, 19 de enero de 2008

EL VALOR DE UN VOTO

La población española es un conglomerado complejo de gentes que se caracterizan por la diversidad. La edad, los ingresos, el modo de gastarlos, sus creencias, o su falta de ellas, el sexo, la profesión o el oficio, su origen geográfico, la lengua materna que utilizan, son solo algunos de los elementos que definen esa diversidad. En cualquiera de los grupos de población, hay gente crédula, escéptica y descreída, en diferentes proporciones.

Las estadísticas de consumo y los expertos en demoscopia, tratan de dar una imagen de uniformidad de esa tribu variada, haciendo preguntas simples cuyas respuestas se miden en tanto por ciento. Cuanto mayor es el porcentaje de respuestas iguales, la sensación de uniformidad, tan tranquilizadora, tapa la complejidad de la realidad individual y permite a quienes quieren obtener consumo o votos de esa población hacer sus cuentas.

En tiempos de campaña electoral se suele preguntar a quienes constituyen una muestra representativa del grupo de población sobre el que se desea conocer sus intenciones, cual sería el sentido de su voto, si las elecciones se celebraran ya. En esas encuestas, nunca se incluye la siguiente pregunta ¿Cuánto cree usted que vale su voto?

Se puede aventurar que, para quienes practican la abstención-- aproximadamente un veinte/ treinta por ciento de la población-- ese valor es cero. El otro setenta/ochenta por ciento, el que ejerce ese derecho, podemos suponer que le da un valor variable, en todo caso mayor que cero. Ese valor será mayor para los crédulos, los que confían en que la política es un medio al servicio de los fines que tienen en cuenta el bienestar de los ciudadanos y menor para los escépticos y descreídos, que suponen que la política está al servicio de los propios políticos, mas que de los ciudadanos, pero que a pesar de su descreimiento votan, porque consideran que la ausencia de ese derecho es peor que la democracia de mínimos a la que se han resignado.

Esa pregunta sobre el valor que se da al propio voto, u otras similares, no se suelen hacer en las encuestas, y si se hacen, no vemos publicadas las respuestas, por lo que nos quedamos sin saber, con precisión demoscópica, cual es el grado de adhesión de cada grupo social al sistema democrático. Nos queda la medida de la abstención, pero es un indicador mas basto.

Hay un dato objetivo, a través de los presupuestos generales del estado, que aporta algo de luz a esa falta de información sobre el valor del voto. Un voto conseguido para el Congreso vale 79 céntimos de euro. Menos que el famoso café de Zapatero. Para el Senado, solo treinta y dos céntimos. Claro que estamos hablando de complementos a las subvenciones de los partidos políticos, que en otros estados no existen porque los partidos que concurren a las elecciones se financian pasando el cepillo a sus simpatizantes.

Siguiendo con la calderilla presupuestaria electoral, el límite de financiación pública para esa finalidad es de 37 céntimos por habitante y para la propaganda electoral gratuita hay 21 céntimos por elector. (La fuente de estas cifras es el diario “Levante”, de hoy).

Acostumbrado a las grandes cifras macroeconómicas que suelen aparecer en los titulares de prensa, esta calderilla electoral me recuerda las monedas que llevaba en el bolsillo cuando tenía siete años para comprar chuches.

Tan escaso es el valor del derecho al voto en este país, que la única medida que tenemos de su precio ha de expresarse en céntimos? Es que la elección de diputados y senadores para que ejerzan el poder soberano delegado por el pueblo, es un asunto marginal, al lado del verdadero poder, el del dinero y no merece la pena invertir más recursos en ello?.

No es exactamente así. Para empezar hay otras subvenciones y además, esta calderilla, gracias al benéfico efecto de su multiplicador, alcanza cifras de millones de euros.

No ocurre así en Estados Unidos, una de las más antiguas democracias. Allí, si lo que cuenta mi profesora de comunicación es cierto, el estado no pone un duro para las campañas electorales. Son los propios partidos los que despliegan una actividad frenética para recaudar fondos de sus simpatizantes, y los candidatos más hábiles en esa tarea recaudatoria tienen una alta probabilidad de ganar las elecciones.

Esa costumbre del sistema electoral americano de pasar el cepillo, parece tener su origen en sus raíces puritanas y en la tradición de las muchas iglesias y predicadores que visitan el bolsillo de sus fieles desde que se fundó esa república. Luego están los grupos de presión, que aflojan cantidades ingentes de dinero a los partidos a cambio de favores políticos. Es otra cultura. No hay subvenciones públicas, pero luego los influyentes que han pagado, influyen.

Ese sistema electoral no es ajeno a las posiciones de Estados Unidos en los conflictos de Oriente Medio, por ejemplo, donde el estado de Israel hace valer su influencia en el congreso de USA cuando se trata de adquirir armas, o de utilizarlas.

España no es una superpotencia. Cuando se trata de obtener votos, la financiación viene de créditos bancarios que a veces no se devuelven, cuando no alcanza con la calderilla presupuestaria, y por eso es tan importante mantener buenas relaciones entre los que controlan el dinero y los que hacen política. A veces escenifican ese idilio haciendo que se publiquen las fotos de esa relación en la primera página de los periódicos mas leídos. Otras veces, se reúnen con el mayor secretismo y nos quedamos sin saber que han acordado.

Si alguna vez se hace un trabajo de campo exhaustivo sobre el valor de un voto, no solo habría que preguntar a la gente de a pie. También habría que preguntar a los banqueros, cuánto han puesto ellos por cada voto, cuánto han obtenido después, cual es, en realidad, su cuenta de resultados por su contribución financiera al sistema democrático.

Es posible que si conociéramos los datos de ese balance, nos lleváramos una sorpresa, pero, ¿Quién lo sabe?.

En lo que a mi concierne, por razón de edad, mi postura ante las elecciones aún esta influida por los resabios ideoilógicos, ese residuo histórico del siglo pasado, el de las convulsiones revolucionarias en Europa que, para su fortuna, las nuevas generaciones no han vivido. Si me preguntaran, ¿Cual cree que es el valor de su voto?, contestaría, sin vacilar, --Mi voto vale lo que valen mis ideas.

Lohengrin. 19-01-08.

viernes, 18 de enero de 2008

BBVA

Los bancos de este país, que es como decir todo el país, pues todos estamos en sus ficheros, la mayoría como deudores, los menos sólo como acreedores de los fondos depositados y casi todos por esa doble condición que estrecha nuestra relación con ellos como si de un vínculo amoroso se tratara, reflejan en sus nombres las mutaciones que el mundo de los negocios financieros ha experimentado en los últimos veinte años.

En los ochenta, todavía muchas de las entidades financieras que operaban aquí reflejaban en sus nombres el carácter localista de la economía. Antes del aluvión de siglas que surgió como consecuencia de las fusiones que anticipaban la globalización de la economía, esos nombres aludían a una ciudad, una provincia, a una imagen de centralidad, o a una especialización de la actividad bancaria, el crédito. Eran nombres simples, inteligibles y daban cuenta del origen de sus fundadores.

El antecedente histórico de la banca actual tuvo su origen en los prestamistas venecianos, holandeses, germanos, que libraban cartas de crédito a favor de quienes viajaban a otras ciudades y podían retirar allí, de manos de los corresponsales, el efectivo que necesitaban sin correr riesgos en los peligrosos caminos de la época.

La letra de cambio se inventó por esa época y un fraile italiano, Luca Paccioli, inventó la partida doble para controlar mejor la economía del convento. Ese invento permitió controlar el patrimonio monacal, a la vez que los cambios que se producían en el, mediante un artificio que se puede considerar el precedente de los sofisticados modelos actuales de flujos y stocks.

Frente al invento de Paccioli, que trataba de arrojar claridad y transparencia en las cuentas de su comunidad, los nuevos financieros estadounidenses han opuesto la llamada contabilidad creativa, consistente en oscurecer los chanchullos que hacen mediante toda clase de falsos artificios. El máximo exponente de esa contabilidad prostituida fue Emron, pero al parecer no fueron los únicos, a juzgar por la crisis financiera que exporta USA y de la que nadie puede sentirse ajeno.

Ahora han quedado al descubierto las miserias de la contabilidad creativa y los bancos estadounidenses reconocen pérdidas millonarias que están afectando a todas las bolsas europeas, pues la globalización es un invento que hace mas fluidos los negocios, pero también las crisis.

Cuando el banco que da título a este artículo dio el primer paso hacia el nuevo espacio de los negocios globales, se llamaba Banco de Bilbao. Añadió una V a su nomenclatura y se inició en el mundo de las siglas con el nombre de BBV, al fusionarse con el Vizcaya. Por aquel entonces yo trabajaba en una compañía exportadora y su presidente, gracias a esa fusión, se compró un jaguar de ocho millones de las antiguas pesetas con las plus valías que le correspondieron por su condición de accionista del antiguo banco.

A ese primer paso le siguió otro, más ambicioso, de calado no solo financiero sino político, que añadió la A que completó sus siglas tal como las conocemos ahora, BBVA. No es una simple letra del alfabeto, pues fue todo el grupo Argentaria, antes la mas extensa red de oficinas que llegaba adonde no llegaba nadie, con el nombre de Caja Postal de Ahorros, una entidad del estado, el que fue engullido por el banco de origen vasco. Después de esa operación se confió la dirección a Paco González, un tipo con el ceño fruncido más temible de todo el mundo financiero, que se convirtió en uno de los banqueros más influyentes del país, hasta el punto de que no se pueden ganar unas elecciones sin su aquiescencia.

Botin no se quedó quieto y renunció a su nomenclatura norteña, para ir añadiendo letras a esa selva de siglas, comprando bancos nacionales y extranjeros que le garantizaran una posición dominante en el mercado.

En cada una de esas operaciones, los clientes de los bancos eran llevados y traídos a diferentes dueños, como si fueran putas al servicio de una red de prostitución itinerante, controlada por los mismos mafiosos.

Cuando el BBVA compró el Banco del Comercio, yo tenía un pequeño pufo allí en mi calidad de avalista de una cooperativa fracasada de la que fui socio fugaz y al día siguiente de esa adquisición, sin aviso de ningún tipo, el BBVA se chupó de mi cuenta mi deuda con el banco adquirido por ellos.

Pensé en cancelar mis cuentas allí, pero no lo hice, porque de nada sirve escapar de un prostíbulo para dar con tus huesos en otro. Lo que si hice, hace ya quince años, fue romper la tarjeta de crédito por la que me cobraban una pasta que no entendía. Ni siquiera tengo tarjeta de débito. En eso debo ser, sin duda, un bicho raro. Me miran como si lo fuera en las agencias de viajes cuando pago en efectivo tras confesar que no tengo tarjeta.

Durante años, esa entidad no ha cesado de ofrecerme créditos que nunca he necesitado –tengo pocas necesidades—pero ahora tengo un contencioso con ellos, a causa de otro crédito ajeno. Avalé a mi hija cuando necesitó un crédito personal para la compra de una vivienda, y los modestos ahorros que teníamos en forma de fondos de inversión quedaron sujetos como garantía a ese crédito.

Mi hija devolvió el crédito y al ir a vender esos fondos, resulta que todavía están sujetos a la garantía de un crédito que ya no existe. Surrealista? Abusivo? Incompetencia? No se.

Llevo una semana de gestiones para que de una puta vez vendan esos fondos, porque cada día que pasa me cuesta un dinero, y no consigo que lo hagan, ni que me llamen para explicarme como está el asunto. Es lo que tiene relacionarse con los poderosos. Te ignoran, si no estás en la lista de los clientes preferentes.

Cuando estudiaba ciencias económicas, asistí a la presentación de un libro de Clementina Ródenas, El poder de la banca en España. Lo que ella contaba en ese libro es una risa, comparado con lo que sucede ahora. Si el dinero es poder, la magnitud de las cifras que manejan ahora las entidades financieras es un reflejo del tremendo aumento de poder financiero derivado de la nueva escala de los negocios en la economía globalizada. Sirva de ejemplo que tienen un colchón de treinta mil millones para curarse en salud por los riesgos de la crisis. Crisis que es pueril negar cuando los impagos de hipotecas han crecido más de un ochenta por ciento y los llamados con eufemismo concursos de acreedores, en realidad ruinas empresariales, han aumentado casi un sesenta por ciento.

Me relaciono con el BBVA desde hace treinta años y, que yo recuerde, nunca he pedido un crédito para mi. Allí tengo unas cuentas corrientes, de ahorro, y unas modestas inversiones financieras, parte de las cuales peligran ahora porque unos listos de Wall Street han renunciado a los principios de prudencia financiera y se han lanzado, en el último decenio, a una especulación desatada que va a dejar muchos cadáveres inocentes sobre el parqué.

Aquí, en España, solo hay que coger una avioneta y sobrevolar el territorio para percatarse de la cantidad de nuevos activos inmobiliarios que son propiedad de los bancos, no de los ciudadanos, que creen que son suyos, porque no han leído la letra pequeña de las hipotecas, esa cláusula de reserva de dominio que reconoce la propiedad del bien a favor del banco, hasta que la deuda hipotecaria quede cancelada. Y aún después, porque durante años ha sido muy fácil conseguir un crédito, pero que te lo borren después de pagarlo, eso ya es harina de otro costal.

A pesar de todo lo dicho, no pienso retirar mis cuentas del BBVA, me da pereza ir a otro banco. Me he acostumbrado a ese prostíbulo. Me está empezando a gustar ir todos los días, sentarme en la barra, pedir una bebida, y enseñar la pierna, a ver si me ligo a algún ejecutivo, me borra el crédito, y vende el dichoso fondo de inversión sin que me cueste demasiado dinero.

BBVA. Todos son iguales. Una pandilla de manguis. El solitario los conoce bien, por eso se dedicó al atraco revolucionario. Desde aquí le envío mi simpatía, al trullo donde esté.

Lohengrin. 18-01-08.

jueves, 17 de enero de 2008

LA GALLERA

En Heliópolis hay una sala de arte que antes fue una gallera. Uno de esos lugares con gradas circulares y una pista de arena, donde el público agrario tocado con boina fumaba caliqueños mientras cruzaba apuestas tratando de adivinar cual de los gallos sería degollado por el espolón del contrario.

Un espectáculo semejante al que hemos asistido ahora, con Gallardón en el papel de gallo decapitado, y Rajoy dando la vuelta al ruedo y mostrando al respetable su acero ensangrentado, entre los vivas de unos y los pateos de otros.

En ese espacio de arte, antigua gallera reconvertida, contemplé alguna vez cosas interesantes. Recuerdo una instalación sonora que recreaba el sonido del agua culta. El agua culta fue un invento de la dinastía de los Omeya, que gobernó en Córdoba hasta el siglo X.

Todos los países, territorios, civilizaciones, logran momentos álgidos en los que la cultura, la política y otras manifestaciones de la actividad y el ingenio humanos, alcanzan con su influjo los lugares mas lejanos. El agua palaciega circulaba en abundancia en tiempos de ese califato, para la higiene personal y también para el placer de los sentidos, especialmente el del oído.

Después de muerto el último de los Omeya, todavía Abul Salid Muhammad ben Roxd, mas conocido como Averroes, junto con otros sabios andaluces, exportaban a Occidente en el siglo XI la sabiduría de Aristóteles, directamente extraída de las fuentes originales y los médicos de esa corte eran requeridos por los poderosos del mundo entonces conocido, en reconocimiento de su prestigio.

Después de aquello, nunca se alcanzó el esplendor cultural que los Omeya irradiaron, aún después de desaparecer, desde sus enclaves palaciegos. Los historiadores franquistas potenciaron el mito de los Reyes Católicos para tapar esa decadencia, pero en su corte todos olían a requesón rancio, porque no se lavaban, y su mayor logro histórico, por encima de otras conquistas y unificaciones, fue la extensión del poder omnipresente de la Inquisición.

En política, tal vez el momento más brillante en la España posterior a la edad media, ha sido el protagonizado por aquellos políticos de variados colores que se sintieron tocados por el sentido histórico, cuando les cayó encima la noble misión de salir de una dictadura atrozmente larga y sentar las bases de un Estado moderno y democrático, abierto a Europa.

Es de agradecidos reconocer lo que hicieron Peces Barba, Solé Tura, Carrillo, junto a los políticos de la derecha de entonces,-- todos los que supieron estar a la altura de las circunstancias-- su papel en la construcción de un estado democrático, por encima de las mezquindades y miserias que, frecuentemente, habitan la política partidaria.

Ahora hemos vuelto a la gallera. En la arena, el gallo Gallardón, da vueltas con su cuello tronchado, aún vivo, pero sin cabeza. La pechuga emplumada de Rajoy se hincha en un gesto de supuesta autoridad. Exhibe su espolón de acero mientras gira buscando la aprobación del respetable. A su alrededor, Zaplana y Acebes agitan las alas, acompañándole en su vuelta al ruedo de la gallera, mientras Aguirre, en el centro de la arena, deposita un huevo que contiene el embrión de sus futuras astucias y conspiraciones.

Pero el público, desde las gradas, parece ajeno al espectáculo de la cuadra de gallos que escenifica la dramática pelea. Más atento al palco ocupado por Aznar, fuera del ruedo del circo avícola, se dirige a voces al fullero tramposo que decide por quien hay que apostar, en demanda de la devolución de su dinero, que ahora se dan cuenta de que habían arriesgado confiando en una información que ha resultado ser falsa, pues todo lo que se mueve en la gallera está manipulado, decidido de antemano, por ese corredor de apuestas que intenta controlarlo todo desde fuera de la arena.

Este espectáculo deplorable, devuelve la política a su aspecto más mezquino, el de la pelea por el cargo, sin reparar en las formas, aunque también evoca una función de marionetas, con los hilos movidos desde fuera. Nada que ver con el sistema de elección de candidatos que funciona en Estados Unidos, una cultura a veces denostada, por la actuación de sus mandatarios, pero que en los procedimientos de elección de candidatos respeta escrupulosamente los modos democráticos, tan ajenos al bajonazo en la gallera que se estila por aquí.

Todavía queda mucho espectáculo de gallera, hasta que la campaña y sus candidatos estén mas claramente definidos. Pónganse la boina. Muerdan el caliqueño, ocupen su asiento en la grada y dispónganse a presenciar un espectáculo que estuvo muy de moda en la edad media y que por lo visto, a pesar de las prohibiciones, continúa vigente, sobre todo entre los políticos del partido popular.

Lohengrin. 17-01-08.

martes, 15 de enero de 2008

BENIDORM

Es un lujazo que te cagas tirarte despatarrao en una silla y dejar que el invierno mediterráneo te caliente la piel al sol que dora las gambas con gabardina que tienes en el plato, mientras millones de pringaos curran en las oficinas, en las obras, o en esos exiguos mostradores donde intentan venderte un contrato de telefonía móvil.

El mirador que separa las dos playas mas concurridas de Benidorm es una ventana abierta a un cielo de película de un azul purísimo en esta mañana de enero, donde alguien ha puesto cuatro cañones que alguna vez, en algún sitio, tuvieron una función defensiva. Que jodido, el tío que ha puesto aquí los cañones. Uno apunta a mar abierto, otro a los franceses, el tercero a Gibraltar ---hasta aquí, todo correcto—pero el cuarto nos apunta directamente a quienes tomamos el aperitivo en el bar de enfrente.

No se que leches pinta un cañón apuntando a los defensores de la patria, las fuerzas de choque de este enclave estratégico que en tiempos fue un puesto avanzado de defensa contra los piratas berberiscos, que asolaban estas costas buscando apoderarse de sus ensaimadas.

Da la impresión de que el director de escena de este tinglado de ficción que es Benidorm estaba borracho cuando diseñó esta parte del atrezzo, aunque toda la arquitectura de aquí parece el sueño de un urbanista loco, pero la belleza de la línea oscurecida de los rascacielos recortándose contra el sol declinante del atardecer en la playa de Poniente no tiene nada que envidiar a los paisajes urbanos de N. York, y si potencias esa sensación con una cucharadita de tocino de cielo deshaciéndose en la boca tras la cristalera de una cafetería frente al puerto, entonces percibes que Benidorm es una locura surrealista, si, pero funciona. Vaya si funciona.

Los convoyes de autobuses no dejan de llevar y traer mercancía longeva a esta versión reducida de Florida y el nivel de ocupación de los hoteles se mantiene alto en invierno, lo que te permite disfrutar de unos precios y servicios que en pleno follón estival no están a tu alcance. Hotel Carlos I, veinticinco euros, todo incluido, por ejemplo,

Este año hay una novedad. Un pase de modelos. Lencería fina y bañadores de primavera verano, exhibidos por tres muchachas muy atractivas. Gina, una morena caribeña, altísima, con algo de grasilla encima de las caderas. Katy, una rubia algo menos alta, con un cuerpo perfecto, modelo nórdico, como montado a piezas, de Ikea o así, y Lola, una chica muy racial del terreno, que desfilaba con el mismo aire festivo de la fallera mayor de Na Jordana. Las tres contoneándose por los pasillos, entre los viejos, que luego tuvo que salir una empleada con un cubo para recoger las babas

Benidorm, este tinglado montado por los hoteleros, genera trabajo para un montón de vividores, vocalistas que desafinan, saltimbanquis, trileros y travestidos que no podrían pagar la hipoteca sin la presencia senil que peregrina hasta aquí como las aves migratorias y baila todas las noches de nueve a doce, en los salones de los hoteles, al ritmo de la Rumba del jubilado.

De los dos travestidos que distrajeron al personal una de las noches, uno era una locaza belga que parecía Rocío Jurado venida del más allá. El otro era un gallego simpático que confesó que, de no ser por el Imserso, ya saben, las expediciones de viejales, el no podría vivir en Benidorm, vamos, que estaría en su tierra recogiendo berberechos. Solo repito literalmente lo que dijo, no vayan a enfadarse los gallegos.

La noche de la despedida, la Rumba del bacalao sonaba estridente desde los altavoces en medio del alegre jolgorio de los residentes, cuando sonó el móvil del trío incestuoso de Madrid. Estaban en la mesa de al lado y no pude evitar enterarme de la patética noticia. El cuñado de la madrileña acababa de palmar de infarto, al tercer intento. Escuché como la madrileña declinaba asistir al entierro. Acto seguido se metió en la pista, con sus colegas, para bailar La Paloma. La vida sigue.

En realidad, esa noche, el público del hotel se veía bastante normal. La expedición de carcamales se había marchado el día anterior.

Son las ocho de la mañana. Es el día de regreso. Todo ha consistido en playas y tiendas, tiendas y playas, y saraos, pero ha estado bien. Un desayuno cojonudo. Salchichas, huevos, beicon, tostas, café con leche. Zumo no. El zumo era malísimo, pero, por veinticinco pavos, no te van a poner zumo de naranja natural. Redacto estas notas en el vestíbulo del hotel, mientras espero a mi mujer, a la que se le han pegado las sábanas.
Cinco grados en Castellón. Ocho en Heliópolis. Benidorm, doce grados. Benidorm es diferente, si. Ya saben, Hotel Carlos I, veinticinco pavos. Hay otros diez mil. O sea.

Lohengrin. 15-01-08.

jueves, 10 de enero de 2008

AVISOS Y ESPANTADAS

A quienes frecuentan este blog diariamente, y a los que lo hacen de modo ocasional, les comunico que me voy de vacaciones hasta el próximo martes.

Supongo que, cuando vuelva, traeré alguna historia nueva para el blog.

Hasta entonces, gracias por su atención. Saludos.

Lohengrin. 11-01-08.

CONVERSACIÓN CON UN ESCRITOR

Cuando mi profesora de comunicación me propuso participar en una visita a la biblioteca instalada en el antiguo monasterio de San Miguel de los Reyes, para asistir a un coloquio con un escritor del que solo conocía algún artículo publicado en la prensa, acepté encantado, por varias razones.

La primera razón es que, siendo yo un simple escritor aficionado, me atraía la posibilidad de intercambiar opiniones con un profesional de la escritura, en algún lugar acogedor –y con un público reducido, pensaba yo—que permitiera una cierta fluidez en el diálogo.

Otra razón adicional es que yo estuve en ese lugar, cuando aún era un niño y el edificio se dedicaba a albergar los numerosos presos políticos que estuvieron allí hasta mediados los años cincuenta, y tenía una cierta curiosidad por conocer los cambios operados con la restauración de ese antiguo recinto carcelario.

En mis visitas infantiles a ese lugar, para visitar a un familiar preso por su actividad política durante la guerra civil, llegábamos a bordo de un tranvía, el 22, creo, que nos dejaba en la puerta custodiada por fuerzas armadas y después de una larga espera y el correspondiente cacheo, que no excluía a los niños, dejábamos en un torno la tortilla de patatas para el preso que íbamos a visitar y acto seguido accedíamos a los largos corredores de la prisión, llenos de puertas tan desvencijadas que no podían cerrarse, hasta encontrar la celda donde estaba el recluso que íbamos a visitar. Las celdas albergaban más de media docena de personas y en un ángulo había un inodoro de uso común para todas ellas, junto a los camastros que constituían su único mobiliario.

No recuerdo mesas o sillas que permitieran la lectura o la escritura, aunque la prisión estaba dotada de talleres que permitían la construcción de juguetes artesanales que nos eran regalados a los niños cuando nuestra visita coincidía con el día de puertas abiertas –para los de fuera, no para los de dentro--que se celebraba todos los años, en una fecha señalada del mes de septiembre.

Lo cierto es que al volver ahora, después de mas de medio siglo, el único signo visible que se conserva de lo que fue aquello son las garitas, las torres de vigilancia, los lugares entonces ocupados por fuerzas armadas y ahora vacíos de toda presencia humana. Por lo demás, la restauración ha devuelto al edificio el aspecto monacal anterior a su uso como cárcel para presos políticos, lo que es visible, sobre todo, en la iglesia.

Porque ha sido en la iglesia, y con un público multitudinario, reclutado entre los numerosos centros de la universidad para mayores, donde se ha celebrado el acto que yo presumía más íntimo y sosegado. Tanta gente ha asistido al acto, que el turno de preguntas formuladas se ha consumido sin que haya podido formular las mías.

Una señora vestida con un abrigo de pieles, de pie, con el micrófono que la azafata le ha acercado, le ha pedido al escritor que le recomendara uno de sus libros, pero que, por favor, no fuera de tema erótico.

El escritor ha contestado con un gesto visiblemente divertido, sorprendido al reconocer que todavía hay personas adultas que se asustan de la palabra erotismo.

Después, un tipo con aire de chulo del partido popular, se ha salido del contexto del acto para preguntar al escritor –miembro del Consejo de Cultura de Heliópolis—por una sentencia judicial sobre el Teatro de Sagunt, que nada tenía que ver con el coloquio que se estaba celebrando.

El escritor, con mucha mano izquierda, después de aclarar que no hablaba en representación del Consejo, le ha dado su opinión personal, muy matizada.

Terminado el acto, que ha durado dos horas sin que me llegara el turno de intervenir, he decidido imaginar como habría sido mi conversación con el escritor que ha quedado frustrada.

--¿”Qué es para usted escribir, un oficio, una facultad intelectual, una maldición, una necesidad?

--Evidentemente, es un oficio. Excepto en aquellos días en los que debes viajar para atender las obligaciones de la promoción o la presentación de un libro, o para hablar con los editores, la cosa consiste en depositar tus nalgas en un sillón y trabajar. En ese sentido es, si, un oficio. No lo reconozco como una facultad intelectual. Para mi es más bien una necesidad, como respirar. En mi caso, no me siento nada maldito, aunque mis libros sean imposibles de encontrar en las librerías, por que cada día me divierte más escribir

--¿Cómo es la relación con las editoriales?

.—No es la mejor parte del oficio de escritor. A veces intentan convencerte de que escribas algo que a ti no te parece interesante. Otras veces les llevas algo que a ti te lo parece y ellos dictaminan que no interesa. He cambiado mucho de editor, tal vez porque he visitado casi todos los géneros.

--Su escritura, ¿es autobiográfica?

--A veces, si, hay elementos autobiográficos, claro, pero no siempre aparecen de forma explícita. En ocasiones, las propias experiencias sirven para lanzar una idea, un argumento, un personaje, pero luego la potencia de la ficción lo hace crecer hasta desbordar los límites de lo personal. Uno siempre trata de alcanzar una cierta universalidad en las situaciones y los personajes, algo que pueda sentir todo el mundo como propio, y eso rebasa los límites de la experiencia personal.

--¿Qué opina de las posibilidades de la expresión escrita en los Blogs?

--Depende de cómo sea esa expresión escrita. Si es un libro de doscientas páginas, no veo que el blog sea el soporte adecuado.

--Pero usted tiene un libro de nueve folios, El león de Correos, que ha recibido un premio literario, ¿no es así? Podría haberlo puesto en el blog.

--No lo había pensado. ¿Es usted blogero?

--Si. Lo soy.

--No es mi mundo. No acabo de entenderlo muy bien. Supongo que es el futuro, pero por ahora, nosotros estamos mas ocupados promocionando la lectura –este acto es para eso-- y defendiendo el mundo de las editoriales y los escritores, que es lo que mejor conocemos, que investigando las posibilidades de los nuevos medios, que sin duda existen.

--Hay posibilidades de potenciar ambos mundos, el de la edición tradicional y el de Internet. Muchas firmas periodísticas usan ya el blog. Los periódicos tradicionales más importantes han abierto diarios digitales en la red. ¿No cree usted que los autores serían más conocidos si tuvieran una presencia activa en la red?

--Puede que sea así, pero en nuestro gremio todavía hay muchos autores, algunos muy premiados, que jamás han usado un ordenador. Así es el mundo literario, ahora mismo.

--¿Que está escribiendo ahora?

--Pues estoy con varias historias a la vez, es mi costumbre. Es posible que salga una novela erótica, con permiso de la señora que ha intervenido antes.

--Muchas gracias por su amabilidad. Ha sido un placer hablar con usted.

--De nada. Para eso estamos. Le deseo suerte con su blog.”

Lohengrin. 10-01-08.

miércoles, 9 de enero de 2008

OBAMA Y LOS LÍMITES DE LA POLÍTICA

Barack Obama, de cuya existencia nada sabíamos antes de ponerse en marcha la maquinaria electoral en USA, suena todos los días en los telediarios porque en las elecciones primarias aparece como uno de los favoritos para ser candidato del partido demócrata a las elecciones presidenciales.

Mi profesora de comunicación ha prometido explicarme los detalles del complicado sistema electoral americano que en nada se parece al nuestro, salvo en el hecho de que los ciudadanos de allí con derecho a voto, como los de aquí, sufren temporalmente el mismo síndrome, la ilusión electoral, que la cruda realidad se encarga de que se desvanezca, una vez elegido el candidato preferido por los electores.

La ilusión electoral es un concepto que evoca el que los economistas inventaron hace tiempo, la ilusión monetaria. Hay ilusión monetaria cuando a uno le suben el salario o la pensión en términos nominales, es decir, dispone de mas billetes, pero cuando va a gastarlos el valor de ese salario o pensión aumentados se manifiesta, en términos de poder de compra, inferior al que tenía anteriormente. La realidad de la inflación se opone en este caso a la ilusión momentánea de disponer de más dinero para gastar, luego desmentida por los precios.

La ilusión electoral opera de un modo semejante a la ilusión monetaria, en la medida en que a la valoración subjetiva de las expectativas que generan entre los electores las propuestas de los candidatos, se opone luego la realidad de los límites de la política. Límites en la política exterior y en la política económica, sobre todo, que suelen funcionar bajo parámetros difíciles de cambiar con la voluntad política de quienes han prometido, con mayor o menor convicción, hacerlo.

Obama empieza a ser la referencia política del estilo de J. Fitgerald Kennedy, para una parte de la población de su país. Una esperanza de cambio en un momento que se percibe como una situación de crisis contra la que hay que actuar. Kennedy opuso la nueva frontera a una situación anterior igualmente difícil y aunque metió mucho la pata en Bahía de Cochinos y en Vietnam y dejó el país inmerso en complicados líos, su trágica muerte –quizás ocurrida porque intentó rebasar los límites de la política frente a grupos hostiles de su propio país—le convirtió en un mito que otros, entre ellos Clinton, han reconocido explícitamente emular.

Es muy probable que Obama, como antes Kennedy y Clinton, --en el caso de que la esperanza negra de los blancos pobres y jóvenes llegue a ser candidato de su partido y sea elegido presidente-- al día siguiente de su elección se encuentre en su despacho con un grupo reducido y selecto de funcionarios que le informen de cuales son sus propios límites, que no se pueden rebasar.

En esa reunión estará presente gente del Pentágono, que pondrá sobre la mesa los límites del presidente en política exterior, en términos muy crudos. También algún funcionario muy respetado en el mundo de las finanzas, que hará lo propio con las medidas de política económica.

Después de una semana de intensas reuniones, todas las expectativas de las promesas programáticas electorales, las que suscitaron la ilusión electoral de los votantes, habrán sido retorcidas, trituradas, rebajadas a la síntesis de lo posible, de lo que puede tolerar el sistema, que no es otra cosa que los poderes fácticos que lo dominan. En primer lugar, el dinero, luego la milicia y por último, los múltiples asesores de comunicación que en nuestro tiempo son casi tan poderosos como los jefes del Pentágono.

Parece una visión pesimista. Para algunos lo será. Otros, por el contrario, la considerarán realista. Admito que dentro de los límites de lo posible, definidos por instancias ajenas a él mismo, el presidente de los Estados Unidos aun tiene un cierto margen de maniobra, mayor en cualquier caso que el de los políticos de otros países menores, por lo que la ilusión electoral no se verá defraudada en su totalidad.

Algunas ofertas aventuradas en el fragor de la lucha electoral quedarán indemnes y serán llevadas a feliz término, pero solo si las medidas que implican no se oponen de modo frontal a quienes realmente controlan el espacio entre lo deseable y lo posible, las promesas y la realidad.

He visto con simpatía como los votantes de los caucus, --que no se lo que son hasta que me lo explique mi profesora de comunicación-- definían su pequeño estado federal como libertario y presumían de que su constitución es la única que contempla el derecho a la revolución, y de que fue en ese lugar donde comenzó la expulsión de los ingleses, cómo se liberaron del yugo de la monarquía colonial y proclamaron la república que es USA en la actualidad.

De ese orgullo localista, a que el candidato Obama alcance la nominación a la presidencia, hay la misma distancia que sus rivales recorren todos los días con las fauces abiertas para devorarlo. Mientras escribo este artículo, al parecer Hillary Clinton ya le ha dado una buena dentellada en la yugular a Obama.

A mi me parece un accidente histórico desgraciado el hecho de que una de las repúblicas democráticas mas antiguas del mundo, sea presidida por un tipo como Bush, y celebro --aunque no puedo votar en USA, lo que no me parece justo, dada la influencia de ese país en la vida cotidiana de cualquiera-- que su mandato termine.

Siento cierta simpatía por el pueblo americano, al que nunca he confundido con sus líderes, la misma que puedo sentir por los habitantes de Katmandú, porque nos parecemos más de lo que nos diferenciamos. Todos tenemos las mismas necesidades, amamos, sufrimos y nos equivocamos casi del mismo modo, pese a las diferencias culturales. Por eso, desde aquí les deseo que acierten en su elección y que su ilusión electoral se vea correspondida en la máxima medida, a pesar de los límites de la política.

Lohengrin. 9-01-08.

martes, 8 de enero de 2008

LA PESCA DE LOS ATUNES

Sorolla está de moda en Heliópolis porque una entidad financiera que practica el mecenazgo, como todas, para lavar su cara pública, distinta de la que amenaza en privado a los deudores con quitarles su casa si no cumplen con la hipoteca, ha traído los murales de la Hispanic Society de N.York.

Ese acontecimiento cultural ha causado tal revuelo mediático que las listas de espera para ver la exposición se alargan demasiado en el tiempo, dando la falsa impresión de que es imposible acceder a esa visita.

Luego vas por libre a las nueve de la mañana y en media hora estás dentro, aunque careces de la asistencia guiada que se presta a los de la lista previa.

Tuve la suerte de asistir, por azar, a una conferencia de los comisarios de esa exposición, antes de hacer la visita, y me enteré de cosas interesantes. Por ejemplo, que cuando se colgaron por primera vez esos murales en el lugar de donde ahora vienen, no fue ni un alma a visitarlos, porque esa exposición inaugural coincidió en el tiempo con el ocaso de la pintura figurativa, arrumbada por las vanguardias que emergían entonces en el mundo del arte.

También pude apreciar el esfuerzo que hacen ahora mismo los especialistas por revalorizar la obra de Sorolla, intentando sacarlo de los limites del localismo que han oscurecido la apreciación de su obra, junto con el tópico de pintor de la luz, para instalarlo entre la nómina internacional de los impresionistas, a la altura de los mas apreciados.

Con independencia de las motivaciones de los especialistas, que quieren vender lo suyo, como cualquier hijo de vecino, a mi me parece, desde un punto de vista puramente aficionado, que pintar la luz como lo hace Sorolla es mas que un tópico, un milagro.

Pude apreciarlo al contemplar el mural La pesca de los atunes, que me dejó tan impresionado que me traje una lámina a casa. Ahora decora la pared del gabinete donde escribo. La he contemplado con minuciosidad, sobre todo al principio, cuando tenía una pantalla cúbica en mi ordenador que tardaba dos horas en activarse y ese tiempo lo dedicaba a familiarizarme con la pintura. Ahora la miro menos, porque tengo una pantalla de plasma que se enciende a la primera, aunque la cúbica ofrecía, me parece, una imagen mas nítida.

La lección de color implícita en ese cuadro es difícil de expresar. En el cuadro hay dieciséis figuras-- cuatro en primer plano-- más otras dos alejadas, en sendas barcas. Una de ellas he tardado en descubrirla. Solo después de una visión reiterada de la lámina he apreciado esa pequeña y oscura figura en escorzo, que me pasó desapercibida al principio. Supongo que hay mas figuras, pero al dejarlas Sorolla en la sola expresión de una mancha, es difícil reconocerlas. De esa presencia figurativa destacan tres marineros que están, de pie, en el lado derecho de la composición y son, además de una muestra de genio, una lección madura y magistral del concepto de color y del tratamiento pictórico de la luz.

En la parte superior de la pintura hay un toldo que deja pasar la luz que ilumina la escena, en la que las cuatro figuras principales arrastran un enorme atún, el mayor de la docena de ejemplares que aparecen en el mural, ocupando casi un tercio del plano pictórico, y cuya sangre aparece solo con unas pinceladas muy discretas, como si se tratara de soslayar lo cruento de la escena.

Es en las figuras de los marineros donde se percibe la perfección en el uso del color para crear efectos de luz. Esos uniformes blancos, recogen la luz filtrada por el toldo con una variedad de matices tan exquisita que el concepto de color que tenemos los profanos queda pulverizado aquí por algo mucho mas sutil. Es la propia luz creada por Sorolla la que se desliza por cada centímetro de esos uniformes, con la misma cadencia que si se tratara de una obra sinfónica, con sus repeticiones, sus ritmos.

Del mismo modo que la partitura escrita para cada instrumento consigue que percibamos el resultado final como un todo armónico, cada una de las pinceladas que Sorolla dio en esos uniformes blancos consigue al final un efecto de unidad en la percepción de la luz que hace imposible asignar un color determinado a la variedad de matices que incluye. Al final concluyes que los blancos no son blancos, son del color de la luz.

La composición general de la pintura está marcada por el plano superior horizontal del toldo, al que sigue otro de un cielo blanquecino de igual tamaño, y una delgada línea de costa, enseguida el mar, sobre el que se recorta la parte superior de las figuras centrales. Aparece el reflejo de la luz solar sobre el mar y entre las figuras y el mar, unas pocas embarcaciones pesqueras, apenas perfiladas, manchadas, sin terminar, cediendo el protagonismo de la escena a los pescadores y los atunes. Ya lo dice el título, se trata, sobre todo, de atunes y pescadores.

Los demás murales que había en la exposición, unos me gustaron más que otros. El dedicado a Castilla, por su envergadura y tamaño, me pareció una obra tan espectacular como las de Diego Ribera o Josep Renau, aunque con el estilo académico de la época. Me pareció demasiado previsible el que representaba nuestros tópicos agrarios y grupales, pero el que no pude resistir llevarme a casa, al menos reproducido, fue La pesca de los atunes. En los días grises lo miro y me vuelve a subyugar con el milagro de la luz.

Lohengrin. 8-01-08.

domingo, 6 de enero de 2008

ALGAR

Desde que tengo uso de razón lectora, jamás había visto el nombre de ese pueblo serrano en los periódicos. Hay dos razones, creo, para que ese lugar interior pase desapercibido para la mayoría de los pobladores de Heliópolis.

La primera es su situación, un poco alejado de las rutas mas frecuentadas. No está junto a la carretera general, sino que hay que tomar una carretera vecinal para llegar hasta el, y ya se sabe que hoy en día abundan mas los turistas que los viajeros, y aquellos suelen elegir las rutas mas trilladas porque no sienten atracción por los lugares cuyo nombre desconocen.

La segunda es su nombre, tan parecido a L´ Alguer, una isla que si ha sido mostrada repetidas veces en las pantallas televisivas y esa ambigüedad fonética que favorece la confusión no ayuda al conocimiento de este pueblo ubicado en la sierra de Espadán, al que se accede desde las inmediaciones de Torres Torres, que les sonará mas por estar junto a la ruta que une Heliópolis con Zaragoza.

Su nombre completo, Algar del Palancia, indica que se encuentra cerca de ese río cuyas aguas, encajonadas por los barrancos, cuando yo anduve por Malvarrosa de Corinto, rompían todos los años la carretera costera que une Sagunt con Canet, construida por algún imbécil justo donde desemboca el barranco que conduce con violencia el agua procedente de las vertientes de la sierra, cuando hay lluvias copiosas.

Traigo a esta crónica ese lugar porque una foto a cuatro columnas en un periódico local muestra las casas derruidas por un derrumbe que no ha causado daños personales. La noticia ocupa una página entera de la sección de sucesos, pero no ha sido el suceso mismo lo que me ha llamado la atención, sino el hecho más insólito de ver emerger a Algar del anonimato informativo.

Mi interés por ese pueblo, en el que solo estuve una vez, no es viajero ni periodístico, sino emocional. En ese lugar, hace al menos un siglo, la gente vivía de la aceituna, la algarroba, algunos cultivos domésticos de huerta y de una actividad todavía mas ancestral, la elaboración de carbón vegetal, a partir de las carrascas que abundaban por allí.

Una de las familias que se dedicaban al carbón en Algar era la de mi abuelo paterno, y se marcharon de allí al enfermar una de sus hijas, lo que les obligó a trasladarse a Heliópolis, para conseguir una mejor atención médica. Abrieron una carbonería en el barrio de las putas –Velluters—y andando el tiempo yo les visitaba en su comercio vivienda cubierto de polvo de carbón, en cuyo altillo mi abuelo, que tenía una estatura considerable, andaba muy encorvado para evitar darse con el techo. Después de los saludos de rigor, me ponían una moneda en la mano y yo, contento con ese tesoro, al regresar a casa me detenía en la escalinata del mercado central para deslizarme por sus barandas pulidas por los culos de miles de niños, y repetía ese ritual cada domingo.

Cuando mi padre se reconoció como un hombre viejo –ese reconocimiento es un estado del ánimo que no siempre se relaciona con la edad—quiso que le acompañáramos a su pueblo natal y esa fue la primera y única ocasión en que estuve en Algar. Allí encontré a un primo a quien le hizo mucha gracia que nos llamáramos igual y el alcalde me dio una información actualizada de la economía del lugar, que ya no tenía el nivel de supervivencia de los sitios de montaña, sino que gozaba de una intensa actividad comercial gracias a la exportación de nísperos, muy apreciados en los mercados exteriores.

Allí conocí a los amigos de mi padre, ya octogenarios como el, y el entorno rural en el que vivían, pero de la actividad carbonífera y de las carrascas que allí hubo, no quedaba ningún rastro. Esa visita, debí hacerla en el año noventa y, desde entonces, no había vuelto a saber nada de ese pueblo oculto en la intimidad de su situación geográfica, hasta que una foto a cuatro columnas de esas casas derruidas ha abierto hoy la información de sucesos de “Levante”.

Algar del Palancia. Recuerden. En la sierra de Espadán, que da uno de los mejores aceites de la comarca. Un buen lugar para el turismo alimentario, se puede comprar el mejor aceite y, si es temporada, los mejores nísperos. Ya no hacen carbón, pero como en tantos otros lugares, se están construyendo viviendas nuevas, aunque parece que no con la escala desmesurada de los municipios costeros. De interés para los ciudadanos anglos, que ahora buscan casa en sitios como ese.

Lohengrin. 6-01-08.

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