jueves, 27 de octubre de 2011

JUEVES

"He bajado al Maravillas, antes de amanecer, protegido de la lluvia bajo un paraguas. La lluvia es dulce y blanda, cae con la suavidad de los labios de una novia, si, pero ya no tengo edad para tener novia y menos para mojarme, no vaya a coger una bronco neumonía como el malogrado Antoñete.

Es un paraguas heredado, tiene historia, pero hoy no la voy a contar, solo diré que es un paraguas sólido. En su mango de dura madera de nogal, perfectamente pulida y barnizada con un barniz que parece eterno a juzgar por su estado, hay remachada una mínima etiqueta metálica que se adapta a su curvatura, con la leyenda 'Automático'. Al pulsar el resorte para abrir el paraguas, compruebas que la leyenda de la etiqueta es totalmente cierta, no como los mensajes que anuncian en las facturas del gas que existe un teléfono de servicio de atención al cliente, luego llamas y no se pone nadie.
(...)
El entramado metálico que sostiene la tela impermeable del paraguas, como el eje vertical que se prolonga desde el mango hasta diez centímetros mas arriba de la parábola textil que te cobija, y los demás accesorios metálicos, arandelas y otros apliques,no muestran signo alguno de oxidación, lo que parece una evidencia de que los metales usados en su fabricación y los tratamientos que han recibido, responden a unos criterios de perfección artesanal ausentes en la fabricación de esa mierda de paraguas que venden en los chinos por quinientas pelas, y a veces compras porque la lluvia te sorprende en plena calle.

No quiero ponerme nostálgico, pero no puedo dejar de apreciar en ese paraguas sólido, reflejo de unos valores de honestidad aplicados al trabajo bien hecho, una metáfora de una sociedad ya desaparecida, basada en la solidez de las cosas y los hombres, a la que ha sucedido el dominio del usar y tirar, y de la política basura, que afecta no solo a los objetos, sino a buena parte de las personas.

He dejado el paraguas escurriendo los restos de la lírica lluvia en un cubo metálico dispuesto amablemente por Tony junto a la máquina tragaperras, y me he dirigido al grupo de operarios y operarias de la limpieza que ocupaban tres mesas del local.

"Vosotros, ¿Tenéis buena relación con el jefe? ¿Podríais sugerirle que contrate a uno de sesenta y ocho? Hacer un trabajo de contenido social, como el vuestro, mola mas que estar aquí perdiendo el tiempo desde las siete de la mañana. Además, me vendrían bien unos duros para dejar el régimen de pasta sin añadidos y volver a la carrillada guisada con tomillo y Pedro Ximénez. Por no hablar de esos bonitos uniformes de color naranja fosforito".

Me fascinan esos uniformes, sobre todo después de que el martes, en la clase de teatro, a la que acudí con una camisa verde oscuro, una compañera hiciera un gesto que parecía significar, tío, te veo triste. Y es que los colores, ¿se han fijado? extienden su influencia mas allá de la prenda que los soporta. Hasta hace poco, como aún hacía calor, acudía a clase con camisetas de tirantes de vivos colores, y la gente me tomaba por un tipo alegre, cosa que no soy. Ha sido ponerme un verde oscuro y la percepción ajena de mi humor ha cambiado completamente.

Esta tarde, como es jueves, ya lo he decidido, acudiré a clase de teatro con una prenda de punto de color rojo infierno, a ver que pasa. El profe nos ha pedido mas poemas, quiere disponer de material suficiente para hacer una selección de lo que le parezca representable.

Total, que me he puesto a buscar entre mis desordenados y dispersos papeles viejos. Una tarea casi imposible. Menos mal que me llamó Angeles, mi medio prima de Madrid, y me dió a conocer la existencia de un poema de Machado --no Antonio, Manuel-- que se titula Adelfos, que casual, en la última clase recité uno mío que iba de adelfas. Total que he buscado en Wikipedia ese poema y, después de podarlo y pulirlo, lo he dejado así,

"Yo soy como las gentes que a mi tierra vinieron/ soy de la raza mora, vieja amiga del sol/ que todo lo ganaron y todo lo perdieron/ Tengo el alma de nardo del árabe español/
Mi voluntad se ha muerto una noche de luna/ en que era muy hermoso no pensar ni querer/
Mi ideal es tenderme sin ilusión ninguna/ De cuando en cuando un beso y un nombre de mujer/ En mi alma (...) no hay contornos/ y la rosa simbólica de mi única pasión/ es una flor que nace en tierras ignoradas/ y que no tiene aroma, ni forma, ni color/ (...) Mi voluntad se ha muerto una noche de luna/ en que era muy hermoso no pensar ni querer/ De cuando en cuando un beso, sin ilusión ninguna/ El beso generoso que no he de devolver"

Como...ejem..no me ha parecido muy alegre, he seguido buscando entre papeles viejos, y he encontrado uno, con influencias guillenianas, me parece, juzguen ustedes,

"El sol resbala, intenso/ sobre la piel dorada/ El tiempo, muy, muy lento/ apenas se desliza/ sobre la balaustrada/ Desde la terraza/ de la vieja memoria/ unos ojos se asoman/
me miran en escorzo/ devuelven la mirada/ del tiempo recobrado/ una fruta granada/ Dulces y acidulados/ los sabores del tiempo/ lujoso, se perciben/ como agua de tu fuente/ canela en tu mirada/ Tu cintura se aleja/ perdida en el recuerdo/ de la pasión tardía/ tu boca, recobrada/ húmeda de pasión/ bebe de la fugaz/ brevedad compartida/ encuentro en el azar/ en el azar perdida"

Tampoco es para echar cohetes, ¿no?, sigo buscando y al final me quedo con esta exaltación de la naturaleza y la memoria,

"Todo el estío es mar vegetal/ impulsado por el poniente/ El cereal danza, majestuoso/ Encinas y olivares, fresnos / Sabinas y alcornoques/El bosque entero se expande/luminoso/
Los helechos trepan por la memoria/ Incorporan aromas de un domingo de julio/ La calma luminosa de la calle regada/ El vuelo de libélulas púrpuras y doradas/ Los gritos infantiles, los pregones, los ecos/ De un mundo preterido, sin restos, sin nostalgias/ Tan solo el testimonio de un espacio que fue/ antes de que el rugir del tiempo visitara/ la inocencia sin límites, el espíritu alado/ de la infancia perdida, de la luz afilada/ un día recobrada/ El viento luminoso envuelve las hojas/ de malvarrosa/ las dunas viajeras se llevan el perfume/ de las rastreras/ El color del estío brilla en las tardes/ de sol y umbría/ Cerca de las adelfas, la yegua torda/ pasta en la hierba/ Su verde certifica el color de la vida/ el olor del tiempo/ el sabor de los sueños/ La sal alada/ que viaja entre
dunas/ de madrugada"

Bueno, pues nada, ya tengo material para la clase de esta tarde.Ustedes tienen la primicia.
Que menos, que dar prioridad a los usuarios del blog. No encontrarán nada de esto editado, me lo acabo de inventar, excepto lo de Manuel Machado, que solo lo he podado un poco."

Hasta mañana.

En fin. Jueves.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM)27-10-11.

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