viernes, 21 de octubre de 2011

PURO TEATRO

Ayer entré en el Aula de teatro y quedé muy sorprendido, porque el espacio libre, diáfano, en el que veníamos haciendo ejercicios corporales, de relajación, respiratorios, de vocalización, para luego divertirnos con el bailoteo, presentaba un aspecto diferente.Las sillas dispuestas como en un patio de butacas y el espacio dedicado a escenario parecían augurar un cambio de filosofía que el profe confirmó al anunciar, hoy toca puro teatro.

No se a ustedes, pero a mi me acojonó, porque prefiero las cosas cortas, informales y variadas, en un ambiente relajado y distendido, a situarme, yo solo, frente a un público exigente que juzgará cada uno de mis gestos y manías, que hasta ahora había conseguido mantener ocultos con la cobertura de las actuaciones colectivas.

Se trataba de que cada uno de los alumnos leyera un par de textos, de su elección. Yo no soy poeta, pero siempre llevo encima un par de papeles arrugados en el bolsillo trasero del vaquero, por si acaso,y, cuando llegó mi turno, los leí. Son de mi propia pluma, y el primero lo escribí hace nueve años. El otro, no lleva fecha.

(...)
"Despertó con el sabor de las sopas de ajo de su infancia en la memoria y supo que tenía que morir algún día. Estaba leyendo el libro de Conrad y le asombró ver salir de sus páginas tantas películas. La Reina de Africa. El demente Kurt de Apocalipsis Nows y un montón de filmes mas que no supo reconocer o recordar, un verdadero compendio de maldad y violencia oculto en esa edición de tamaña cuarto.

Le pareció mentira que algo tan pequeño contuviera tanta desolación, los peores instintos, toda la mezquindad acumulada por los humanos desde el principio de los tiempos. Después escribió sus impresiones sobre el libro en una docena de líneas, se levantó, miró por el cristal de la puerta ventana y el sol de la mañana le ofreció el esplendor de las viñas rojas en el otoño, despojadas ya de toda utilidad, la imagen de Encarna apoyada sobre la columna del porche con una expresión de serenidad que parecía invulnerable,con el rostro inclinado hacia poniente, sobre el bordado, y su perro peludo echado sobre el cemento cuarteado, abandonado al calor gratificante que venía del oeste, y ese mínimo instante de contemplación, le pareció que era la vida, en su expresión mas pura y dilatada."

El silencio del público siguió a la lectura del texto, y el profe me animó a que leyera el segundo, y diera por finalizada mi actuación.

"En el país de las mujeres/solo hace falta el tacto/ para entenderse/ Ese lenguaje mudo/de las texturas/y las asperezas/ de la suave seda/ Es el auténtico lenguaje/de los utópicos/ una forma de comunicación/ de alcance universal/ Yo fui, yo soy/ ferviente ciudadano/ de ese país de espaldas/de pieles y cabellos/Al declinar las tardes/saludo con respeto/ esa bandera patria/ la mujer/ Y si cuando viajo/muestro mi pasaporte/no todo el mundo entiende/los sellos y visados/que tantos viajes/al fondo de las mujeres/han dejado en el.

En ese país mítico/solo hace falta el tacto/para entenderse.

El tacto de la seda/ variadas texturas/ siempre se alejan."

Al terminar, Belinchón me dijo. -Eres un filósofo. --Si, de barbería, contesté yo.

Afortunadamente, antes de terminar la clase cantamos, todos juntos, El aria de 'La del Soto del Parral'...¿Donde estarán nuestros mozos..., y ahí si ,me lo pasé pipa.

En fin. Puro teatro.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM)21-10-11.

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