lunes, 10 de octubre de 2011

SILENCIO SUMERGIDO

Tendría catorce años cuando me sumergí por primera vez en las aguas traslúcidas del Faro de Cullera hasta alcanzar sus fondos rocosos mas profundos. Aquella experiencia iniciática dejó una huella permanente en mis recuerdos. Al bajar hacia el fondo, la luz superficial que se filtraba en el agua iba haciéndose mas débil y la semioscuridad creciente de velatorio antiguo, hacía que me sintiera protegido, por mi timidez, de las miradas de arriba y me situaba en una especie de limbo acuático, como si aún estuviera en el claustro materno.

Desde esa ocultación, en un mundo cerrado a la realidad de la superficie, atisbaba en la entrada de lo que yo creía que era la cueva de un mero, pero las fauces de una morena que asomaba tirando dentelladas con una voracidad sin límites, me sacaba del error.

Me fijaba en la flora de los fondos y lo que creía reconocer como un delicado ser vegetal, con una función, mas bien, decorativa, resultaba ser en una segunda mirada un animal que se sirve en los restaurantes del Cabanyal con el falso nombre de ortiga de mar, tratado en la cocina con tempura y que cuando lo muerdes revienta con una explosión líquida que recuerda la tinta de calamar.

Pero hoy la cosa va de otras inmersiones silenciosas, no gastronómicas, sino económicas, financieras y fiscales.

(...)
Del mismo modo que quien se aventura en los fondos rocosos de la costa, tiene una sensación de estar protegido, oculto a los ojos de los otros, puede depositar allí sus tesoros sin miedo a que sean encontrados, y luego volver a la superficie y continuar con su vida normal, cientos de miles de contribuyentes han hecho lo propio con sus excedentes financieros generados con cierta opacidad y los han confiado a los guardianes del paraíso, para que los encargados de las Haciendas en general, y nuestro Sr. Vela en particular, traten de arreglar la crisis sin contar con la aportación solidaria de los mas de doscientos mil millones de euros que permanecen ocultos a las cuentas oficiales de los gobiernos recortadores.

Una de las cosas que mas me llama la atención de este hecho, que solo algunos recuerdan de vez en cuando, entre ellos alguna asociación de inspectores tributarios, es el silencio generalizado de los especialistas en el déficit de las autonomías, entre ellos, un caso emblemático, Gregorio Martín, que lleva años dando la vara con análisis, admoniciones y consejos, hoy insiste en la 23 de Levante, con 'La Incoherencia del Consell' pero nunca, que yo sepa, se refiere a la economía sumergida, su dimensión, y su relación con la solución a los problemas presupuestarios y de la Deuda del Consell, que son, por así decir, su especialidad. Para incoherencia, la tuya, G.M., con tus silencios, ignoro si cómplices, o no.

Ni siquiera la oposición, ante la negativa del Consell a reintroducir el Impuesto sobre el Patrimonio, ha hecho alusión alguna a la estrecha relación entre esta medida que se niega a aplicar, y la afloración de patrimonios importantes que ahora están sumergidos.

El Impuesto sobre el Patrimonio, que ya estuvo en vigor, nunca tuvo una función recaudatoria importante, sino de control. Al estar ligado a la declaración de las rentas, permitía a los inspectores detectar, a través del patrimonio, rentas no declaradas, sumergidas, ocultas.

Se entiende mejor la negativa del Consell a la aplicación del Impuesto sobre el Patrimonio, no se trata, como dicen, de no gravar a las economías familiares en crisis, sino de un pánico a que por esa vía pueda aflorar la enorme caja de mierda que está enterrada en el fondo del mar.

Ustedes me dirán que la estructura global de la economía, la existencia de paraísos fiscales en el exterior, es una amenaza por la fuga de capitales que una acción decidida contra ese delito fiscal, porque delito es, a pesar de las Sicav y toda esa mierda, produciría y que el remedio sería peor que la enfermedad.

Yo les digo que hay instituciones internacionales muy serias, desde la Unión Europea , pasando por el Banco Central, el G-20, y la madre que lo parió, que si quisieran podrían meter mano al tema, con seriedad, pero no, ahora están todos ocupados con el calvinismo
austero e indiscriminado, en repartir entre todos los costes del desastre, mientras los buceadores que tienen sus tesoros enterrados, se ríen de nosotros.

La próxima vez que me sumerja, lo haré con un bolígrafo con el que pueda escribir bajo el agua, tomaré nota de todos los cofres que vea enterrados en la costa mediterránea, llamaré a Assange, y que publique la lista en Wikileaks. Adivinen cuantos de nuestros prohombres mas dignos, políticos mas respetados, patriotas mas vehementes, serán los primeros en esa lista.

Eso es lo que les acojona, en realidad, por eso se niegan a implantar el Impuesto sobre el Patrimonio. Quieren que todo siga en silencio, sumergido, con lo bien que está así.

(Un amigo que ha leído el artículo me hace notar que ese impuesto lo quitaron los socialistas. Esos no eran socialistas, hombre, eran del PSOE. Eso es otra cosa.)

En fin. Silencio Sumergido.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM)10-10-11.

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